
EL CUENTO DE "MARÍA TURURA"
Cuento popular
"Había una vez en un pequeño pueblo de La Alpujarra una niña que vivía con su padre y su madre en una modesta casita. La niña se llamaba María Turura. La vida de esta familia transcurria tranquilamente entre el trabajo del campo y el trabajo de la casa.
Como cada día aquella mañana la madre se levantó temprano para encender la chimenea y calentar el hogar mientras preparaba el desayuno para su hija y su marido. Después despertó a María Turura porque antes de desayunar tenía que dar de comer a las bestias y a las gallinas.
Mientras María Turura alimentaba a los animales, la madre llamó a su marido para desayunar. La esposa se extrañó de que el hombre no contestara. Cuando María Turura entró en la cocina, la madre le dijo que fuese a ver qué le pasaba a su padre. La niña entró en la habitación y llamó a su padre:
- Pápa, pápa....
Pero nadie respondió. La niña le tocó y sintió el frío gélido de la muerte. Corriendo fue a la cocina a avisar a su madre.
- Máma, máma, - dijo la niña gritando - el pápa no se mueve y está mu frío.
- ¿Qué dices criatura? - dijo la madre que en seguida se puso pálida de pánico - ¿qué me estas diciendo?
La madre corrió a la habitación y comprobó lo peor. Su marido estaba muerto. Dando gritos de dolor la mujer salió a la calle para avisar a sus vecinos.
- Mi marido ha muerto, se ha muerto mi hombre, ¡Dios mío, qué desgracia!
Todos los vecinos salieron a socorrer a la pobre mujer que gritaba desesperada.
María Turura se quedó en casa y se puso a llorar. Su papá se había muerto y ahora estaban solas ella y su mamá.
Lamaron al cura y se procedió con el entierro del pobre hombre. La mujer no dejaba de llorar y a gritar:
- ¿Y ahora quién nos va a ayudar a seguir pa lante? ¿Cómo vamos a sacar to el trabajo que tenemos?
Después del entierro, los días se iban haciendo cada vez más duros, faltaba el dinero y escaseaba la comida.
Un día, la madre vendió 3 sacos de papas, 2 cajas de tomates y 5 lechugas, con el dinero que sacó de la venta, llamó a María Turura para hacer un encargo.
- María, ve a cal carnicero y compra una asadura.
Cuando la niña vió el dinero en sus manos se puso muy contenta pensando en todo lo que podría comprarse, chicles, pipas, y unas cosas muy blanditas que llamaban "nubes" y que olían muy rico. Pero claro, solo tenían ese dinero y no podía gastarlo en sus caprichos. María Turura se puso muy triste, pero derrepente una idea le rondó la cabeza.
- Puedo ir al cementerio, - pensó la niña - desenterrar a mi padre, sacarle la asadura y llevarla a mi madre, así yo me quedo con el dinero. Y así lo hizo.
La niña llevó la asadura de su padre a su madre y ella se quedó con el dinero.
La madre preparó la asadura friendola en una sartén. Cuando estuvo hecha la puso sobre la mesa y se dispusieron a cenar.
La niña dijo que no tenía hambre y no cenó. Más tarde se fueron madre e hija a la cama a descansar. Estaban durmiendo plácidamente cuando a las 12 en punto de la noche sonaron las campanadas, tristes, del reloj de la iglesia del pueblo.
La niña se despertó asustada y escuchó... Las campanadas sonaban de forma diferente. Se tapó la cabeza con la sábana e intentó cerrar los ojos. De repente escuchó la voz de ultratumba de su padre:
- ¡María Turura, dame mi asaduraaaaaaaa, que no la quiero fritaaaaaaaa, que la quiero crudaaaaaaaaa!
La niña corrió donde su madre
-¡Ay mamaita! ¿quien será?
- ¡Callate hijita que ya se irá!
- Que no me voy, por la habitación voy - dijo la voz.
Otra vez volvió a escucharse la voz escalofriante del padre:
- ¡María Turura, dame mi asaduraaaaaaaa, que no la quiero fritaaaaaaaa, que la quiero crudaaaaaaaaa!
-¡Ay mamaita! ¿quien será? - volvió a decir la niña acurrucandose contra su madre.
- ¡Callate hijita que ya se irá! - volvió a decir la madre
- Que no me voy, que por la almohada voy - repitió la voz.
Pasó tan solo un instante cuando la voz se escuchó de nuevo:
- ¡María Turura, dame mi asaduraaaaaaaa, que no la quiero fritaaaaaaaa, que la quiero crudaaaaaaaaa!
-¡Ay mamaita! ¿quien será? - repitió la niña cada vez más asustada
- ¡Callate hijita que ya se irá! - la consoló la madre.
- !Que no me voy, que por tus pelos voy!"
FIN
CUENTO DEL DUENDE Y EL BÚHO

Cuento inventado por Yoel López López, 7 años
"Había una vez un

Un día el duende conoció a un nuevo animal del bosque que había viajado mucho por todo el mundo; era un búho muy sabio.
El duende y el búho se hicieron muy amigos y todos los días se reunían en la seta de chocolate para jugar al ajedrez y contarse historias.
Y colorín colorado este cuento se ha acabado. Si quieres que te lo cuente otra vez cierra los ojos y cuenta hasta tres."
FIN
Cuento inventado por Laura Ortíz Pino, 8 años
"Erase una vez una niña llamada Caperucita Sin Piernas. Le gustaban los antifaces, los animales, los conejos, los pingüinos y las cajit

FIN
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