miércoles, 28 de enero de 2009

CUENTOS Y LEYENDAS


EL CUENTO DE "MARÍA TURURA"
Cuento popular


"Había una vez en un pequeño pueblo de La Alpujarra una niña que vivía con su padre y su madre en una modesta casita. La niña se llamaba María Turura. La vida de esta familia transcurria tranquilamente entre el trabajo del campo y el trabajo de la casa.
Como cada día aquella mañana la madre se levantó temprano para encender la chimenea y calentar el hogar mientras preparaba el desayuno para su hija y su marido. Después despertó a María Turura porque antes de desayunar tenía que dar de comer a las bestias y a las gallinas.
Mientras María Turura alimentaba a los animales, la madre llamó a su marido para desayunar. La esposa se extrañó de que el hombre no contestara. Cuando María Turura entró en la cocina, la madre le dijo que fuese a ver qué le pasaba a su padre. La niña entró en la habitación y llamó a su padre:
- Pápa, pápa....
Pero nadie respondió. La niña le tocó y sintió el frío gélido de la muerte. Corriendo fue a la cocina a avisar a su madre.
- Máma, máma, - dijo la niña gritando - el pápa no se mueve y está mu frío.
- ¿Qué dices criatura? - dijo la madre que en seguida se puso pálida de pánico - ¿qué me estas diciendo?
La madre corrió a la habitación y comprobó lo peor. Su marido estaba muerto. Dando gritos de dolor la mujer salió a la calle para avisar a sus vecinos.
- Mi marido ha muerto, se ha muerto mi hombre, ¡Dios mío, qué desgracia!
Todos los vecinos salieron a socorrer a la pobre mujer que gritaba desesperada.
María Turura se quedó en casa y se puso a llorar. Su papá se había muerto y ahora estaban solas ella y su mamá.
Lamaron al cura y se procedió con el entierro del pobre hombre. La mujer no dejaba de llorar y a gritar:
- ¿Y ahora quién nos va a ayudar a seguir pa lante? ¿Cómo vamos a sacar to el trabajo que tenemos?
Después del entierro, los días se iban haciendo cada vez más duros, faltaba el dinero y escaseaba la comida.
Un día, la madre vendió 3 sacos de papas, 2 cajas de tomates y 5 lechugas, con el dinero que sacó de la venta, llamó a María Turura para hacer un encargo.
- María, ve a cal carnicero y compra una asadura.
Cuando la niña vió el dinero en sus manos se puso muy contenta pensando en todo lo que podría comprarse, chicles, pipas, y unas cosas muy blanditas que llamaban "nubes" y que olían muy rico. Pero claro, solo tenían ese dinero y no podía gastarlo en sus caprichos. María Turura se puso muy triste, pero derrepente una idea le rondó la cabeza.
- Puedo ir al cementerio, - pensó la niña - desenterrar a mi padre, sacarle la asadura y llevarla a mi madre, así yo me quedo con el dinero. Y así lo hizo.
La niña llevó la asadura de su padre a su madre y ella se quedó con el dinero.
La madre preparó la asadura friendola en una sartén. Cuando estuvo hecha la puso sobre la mesa y se dispusieron a cenar.
La niña dijo que no tenía hambre y no cenó. Más tarde se fueron madre e hija a la cama a descansar. Estaban durmiendo plácidamente cuando a las 12 en punto de la noche sonaron las campanadas, tristes, del reloj de la iglesia del pueblo.
La niña se despertó asustada y escuchó... Las campanadas sonaban de forma diferente. Se tapó la cabeza con la sábana e intentó cerrar los ojos. De repente escuchó la voz de ultratumba de su padre:
- ¡María Turura, dame mi asaduraaaaaaaa, que no la quiero fritaaaaaaaa, que la quiero crudaaaaaaaaa!
La niña corrió donde su madre
-¡Ay mamaita! ¿quien será?
- ¡Callate hijita que ya se irá!
- Que no me voy, por la habitación voy - dijo la voz.
Otra vez volvió a escucharse la voz escalofriante del padre:
- ¡María Turura, dame mi asaduraaaaaaaa, que no la quiero fritaaaaaaaa, que la quiero crudaaaaaaaaa!
-¡Ay mamaita! ¿quien será? - volvió a decir la niña acurrucandose contra su madre.
- ¡Callate hijita que ya se irá! - volvió a decir la madre
- Que no me voy, que por la almohada voy - repitió la voz.
Pasó tan solo un instante cuando la voz se escuchó de nuevo:
- ¡María Turura, dame mi asaduraaaaaaaa, que no la quiero fritaaaaaaaa, que la quiero crudaaaaaaaaa!
-¡Ay mamaita! ¿quien será? - repitió la niña cada vez más asustada
- ¡Callate hijita que ya se irá! - la consoló la madre.
- !Que no me voy, que por tus pelos voy!"

FIN

CUENTO DEL DUENDE Y EL BÚHO
Cuento inventado por Yoel López López, 7 años


"Había una vez un duende que vivía en una seta de chocolate en el bosque. Cerca de su casa pasaba un río de aguas azules y transparentes. Todas las mañanas el duende atravesaba el río para comprar comida en el mercado del bosque. Le gustaba mucho hablar con sus amigos, el oso carnicero, la nutria pescadera y el lobo panadero.
Un día el du
ende conoció a un nuevo animal del bosque que había viajado mucho por todo el mundo; era un búho muy sabio.
El duende y
el búho se hicieron muy amigos y todos los días se reunían en la seta de chocolate para jugar al ajedrez y contarse historias.
Y colorín colorado este cuento se ha acabado. Si quieres que te lo cuente
otra vez cierra los ojos y cuenta hasta tres."

FIN

CAPERUCITA SIN PIERNAS

Cuento inventado por Laura Ortíz Pino, 8 años

"Erase una vez una niña llamada Caperucita Sin Piernas. Le gustaban los antifaces, los animales, los conejos, los pingüinos y las cajitas de cristales. Le encantaba montar a caballo y le gustaba asustar a la gente con ayuda de sus otros amigos sin piernas. Pero llegó un día que se fue toda la gente porque vinieron los guerreros. Caperucita se divertía un montón aunque se hubiese ido la otra gente. Ella se seguía divirtiendo con sus amigos sin piernas. Un gran día llegó un hada al mundo sin piernas y les concedió a todo el mundo unas maravillosas y fuertes piernas con las que podían correr, saltar e incluso hacer competiciones. Y colorín colorado este cuento se ha acabado."

FIN



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